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Hacer muchas fotos me sale a cuenta. Sinceramente. Me gusta rebuscar en sesiones en las que ya he sacado lo que parecía, en ese momento, lo más interesante, y encontrar alguna foto que me guste. En el caso de Sofía, hicimos una sesión en un gym (gracias otra vez Gym Rafel X-Force), un rollo muy fitness. Fue una sesión larga y hablamos de muchas cosas. En algún momento en el que le pedí que se apoyase y mostrase un aspecto un poco más cansado, me hizo caso parcialmente. Se apoyó y se quedó pensando en sus cosas.
Cuando hicimos la sesión, pensamos en otro tipo de fotos, todo en color, con un propósito más comercial. Y tiempo después, uno encuentra la expresiva mirada triste y puede aventurarse a imaginar algún pensamiento. Es una cuestión quimérica porque probablemente Sofía jamás nos vaya a contar en lo que pensaba en ese preciso instante. Es prácticamente seguro que no lo recordará. Pero el valor principal de la fotografía, el de congelar el instante, queda ahí. Hay quien diría que es magia, pero cada vez me provocan más urticaria las cursiladas. En realidad, es la costumbre de procurar no perder nada mientras estás en una sesión de fotos y, después de tener lo principal, rebuscar entre lo que queda y procesarlo de manera adecuada.
Los típicos detalles que te cuenta un fotógrafo profesional
Creo que el blanco y negro es lo apropiado para esta foto de Sofía en el gym. En este caso he optado por un contraste relativamente bajo. La foto está disparada con mi EOS 5D Mark III, un 50mm 1,4. Disparé a F2 y usé la luz de la ventana, prescindiendo como suelo hacer del flash.
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