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La fiebre por Game of Thrones (Juego de Tronos) ha calado profundo por todo el mundo, así que las localizaciones de algunos de los episodios han tenido un incremento de visitas turísticas. Así, de repente, me sorprendí visitando Mereen. O Peñíscola, como prefieras. Las escenas rodadas allí no son de las más espectaculares de la serie, pero lo cierto es que el lugar sí es francamente impresionante. Y además lo tenía muy cerca de Valencia, en la provincia de Castellón.
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Visitando Meereen. O Peñíscola, como prefieras.
Peñíscola (Peníscola en catalán) es un pueblo con dos partes bien distinguidas: por una parte un casco antiguo bien conservado, coronado con un castillo medieval en su cumbre, y por otra una hecatombe de apartamentos propia de la explosión urbanística descontrolada que se prolonga a lo largo de la playa. El atractivo del lugar está, claro, en su parte antigua. El castillo del Papa Luna (siglo XIII, con fortificación del s.XVI) es una joya que me recordaba en determinados aspectos al de Edimburgo. Pero es probable que fuese sobre todo por la sensación de agotamiento por tanta cuesta. A pesar de eso, merece la pena.
Por cierto, que la vinculación del castillo con Escocia no es solo una idea mía. Hay una placa que conmemora que Benedicto XIII, el Papa Luna, concedió los permisos para que se inaugurase Saint Andrews, la primera universidad de Escocia (y a la que pude asistir yo hace años para un curso de inglés).
No solo la gente de Game of Thrones se dejó ver por aquí. Otras series, como El Ministerio del Tiempo (recomendada) o El chiringuito de Pepe (no puedo recomendarla, una vez vi tres minutos y me aburrí), o películas como El Cid, Tierra o Blink también experimentaron sus pendientes. Más info aquí.
Los lugares en los que se rodó Game of Thrones son, en general, de paso público, y tenían coches, vallas (estaban a punto de comenzar las fiestas locales) y/o carteles en medio, así que las fotos en esas ubicaciones, a las que les faltaba, además, todos los elementos de decoración, eran totalmente absurdas.
Por lo demás, caímos en las fechas en las que se celebraba el Festival de la Chancla y la Tapa en la localidad. A pesar de que si completabas el circuito de bares recibías un premio impresionante, he de decir que no nos vimos con fuerzas de completar semejante desafío durante nuestra corta estancia. Las tapas bien, sin duda. Pero entre que había muchos locales y que el titánico esfuerzo no tenía un pago justo (si no habíais notado antes el tono jocoso sobre el premio, os lo desvelo aquí: un par de chanclas es lo que te daban), no pudo ser.
No hay cuervos, pero sí búhos y halcones
El Parque de Artillería es un jardín adjunto al castillo en el que encuentras, de repente, algunos búhos y halcones. Se trata del Refugio de Rapaces, en el que se acogen y exhiben aves criadas en cautividad o heridas hasta que están listas para ser liberadas.
Peñíscola es, sin duda, un lugar interesante para visitar. Otros sitios que me gustan son Londres, Barcelona, Lisboa o Bratislava. ¿Es la «l» imprescindible para que me guste una ciudad? En realidad, no: Vitoria, Madrid o Santiago también me interesan mucho.
Por si te lo preguntas, hice estas fotos con la Samsung NX500 que estaba un poco rara. No le gusta casi ninguna tarjeta de 32GB y se pone muy tonta.
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