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Una de las cosas que te pasa cuando trabajas como fotógrafo es que, incluso aunque muchas veces tengas una idea clara de lo que quieres, tu propia curiosidad te acaba liando. Coges una foto que acabas de hacer y que sabías cómo la querías, la estabas viendo perfectamente. Te pones a procesar y de repente, empiezas a experimentar y te lleva por caminos diferentes. Acaban saliendo dos. O tres. Distintas. Válidas. Y eso podría ser bueno, pero casi nunca lo es, porque has creado imágenes que cuentan historias diferentes partiendo del mismo punto, y no tienes una sola llegada. A mí me gusta hacer eso, pero compromete el tener una personalidad definida como fotógrafo profesional, porque muchas veces no es la foto que se esperaría de mí.
En esta primera imagen, mantenemos el color original.
En este caso, además, le pregunté a Jéssica Badia, que es la modelo que aparece en las fotos por tres motivos básicos: Jéssica aparece en la foto, es una amiga desde hace años y es una persona tremendamente creativa. Además, está formada en este campo de maneras diferentes: por una parte de manera profesional y también se licenció en Bellas Artes.
Una foto y varios procesos
Si esto pasa con un lapso de tiempo importante entre un proceso y otro la respuesta sería «es una evolución lógica: aprendes, tienes más herramientas disponibles ergo evolucionas». ¿Y cuando me pasa con 30 segundos de diferencia de la primera a la segunda versión, y 30 segundos más en la siguiente? ¿Qué me sucede, que soy un Pokémon?
Aquí empleé un proceso con texturas y modificaciones adicionales, muy retro.
Sí es lógico hacer muchas pruebas, pero en muchos casos, cuando un fotógrafo hace todos estos intentos, todos estos pasos en el proceso, los abandona y se queda con un solo resultado final. Es una cuestión profunda, que define al autor como artista. Como ya habéis podido leer antes, me siento más próximo a un Pokémon o un demonio de Tasmania que la definición de artista. Aunque me guste hacer cosas creativas. Todo esto, en realidad, solo es una excusa para enseñaros una foto procesada de maneras alternativas. Se admiten -e incluso agradecen – las opiniones.
Esta última es la favorita de Jéssica y creo que la mía. Un blanco y negro con alto contraste.
Lo de siempre: soy Sergi Albir. Soy fotógrafo en Valencia y en más sitios. Si necesitas un book de fotos -o solo te apetece hacerte una sesión- puedo encargarme. Mail: sergi@archerphoto.eu, y teléfono, +34 6444 5 9753, com Whatsapp incluido. Si me escribes y quieres unas tarifas para books o cosas similares, por favor, dime la ciudad desde la que me escribes.
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