Cocodrilos en las alcantarillas
Hay algunas historias que venimos escuchando desde hace mucho tiempo y no por ello son más ciertas. Muchas de ellas son inexactas (como la cuestión de que multiplicando por siete la edad de un perro tienes el equivalente) y otras son directamente una bola descomunal.
De las que tienen muchas dudas, una de las que ha tenido más tirón toda la vida es la de que hay cocodrilos en las alcantarillas de Nueva York. Y claro, si hay en Nueva York, puede haber en cualquier sitio: ojo, porque las alcantarillas de Abetxuko, San Vicente de la Barquera o Huesca pueden tener caimanes.
La leyenda cuenta que familias adineradas compraban pequeños caimanes o cocodrilos (daba igual, bichos pequeños con un chorrotón de dientes y cola) a sus hijos y que según iban cogiendo tamaño los tiraban por la taza del váter, de manera que acababan viviendo en las alcantarillas formando terribles y peligrosísimas colonias.
Todo esto, desde los años 30.
En 1959, Lippincott publicó un libro titulado El mundo bajo la ciudad. Escrito por Robert Daley Es una historia de los problemas surgidos en el desarrollo de una red de servicios en la isla de Manhattan. Y entre las historias de problemas de ingeniería y acuerdos políticos, hay un capítulo titulado “Caimanes en las alcantarillas” (véase pp. 187-189). Está basado en las entrevistas que el autor le hizo a Teddy May, quien fue Comisionado de Alcantarillas en Nueva York por unos treinta años.
Según May, los alcantarilleros informaron haber visto caimanes por vez primera en 1935, pero ni May ni otras personas les creyeron. “En su lugar, él puso hombres para supervisar a los alcantarilleros y halló como éstos obtenían whisky en los tubos.” Sin embargo, los reportes persistentes, quizás incluyendo el artículo periodístico descubierto por Coleman, hicieron que May bajase para averiguarlo por cuenta propia. Él confirmó que los reportes eran verdaderos. “El haz de luz de su linterna iluminó caimanes, cuya longitud promedio era de unos dos pies.”
Thomas Pynchon recopiló estas cosas en su libro V., en 1963, y contribuyó a la difusión de la historia que siguió dando vueltas hasta hoy. Eso sí, Pynchon se inventó -en un libro de ficción- una patrulla que iba cazando cocodrilos por las alcantarillas. Y en torno a 1999 se descubrió un artículo aparecido en The Planet, un periódico casi desconocido, del 18 de julio de 1831 donde ya estaban contando que habían visto cocodrilos -o caimanes- en las alcantarillas. (NY tenía por entonces unos 120,000 habitantes).
Ahora bien: ha habido algún informe de algún caso en Florida, donde la temperatura es adecuada, pero en Nueva York sería extremadamente complicado que sobreviviese alguno de estos bichos durante mucho tiempo porque es muy común que las temperaturas sean muy bajas, y estos bichos palman con mucha facilidad en cuanto bajan unos pocos grados. De hecho, si habéis tenido reptiles veréis que se tiran todo el día al sol o que necesitan una piedra con calor constantemente.
Sin embargo hay que tener en cuenta que Nueva York tiene un servicio centralizado de calefacción: esto es, cuando veis que sale humo de las alcantarillas en las pelis americanas, no es humo: es vapor porque allí hay canalizaciones de agua caliente que cubren casi toda la ciudad. Pero Diane Ackerman, una naturalista estadounidense, explicaba que tampoco podrían sobrevivir más que algunos meses porque no pueden vivir en entornos con salmonella, shigella o E.coli, que son organismos que se suelen encontrar en las alcantarillas.
Pero no dejemos que la verdad estropee una buena historia: la leyenda mejora: una vez has contado que hay caimanes, puedes decir que son albinos porque nunca les ha dado el sol. Esto mejora mucho el aspecto y queda más elegante…
Con todo, nadie ha visto una foto de un cocodrilo -ni de un caimán, ni de un dragón de Komodo- capturado en una alcantarilla neoyorkina. Y es evidente que cualquiera que encontrase un bicho así se preocuparía de dos cosas: una, de evitar que se le jalase una pierna, y dos, si lo viese ya muerto, de hacerle una foto y enseñársela a los colegas: “Atiende Manolo los bichos que hay en mi curro”. De hecho, en realidad sí hay una foto verídica de un caimán enorme que cazó un policía. 28 pies: unos ocho metros y medio. Pero la foto original es de West Columbia, Texas. Y en realidad, no medía 28 pies, sino 13, que son cuatro metros. No es mal bicho, pero…
En 1927 se encontró un caimán en un arroyo -y esto podría ser el origen de todo- pero se descubrió rápidamente que se le había escapado a un médico, un tal Doctor Fowler. En el 29 se encontró uno en el jardín de una casa (de 2 pies, unos 60 cm), y en el 32 unos niños convencieron a la Policía de NY de montar una caza de caimanes (les llevaron uno muerto) porque los habían visto en el río Hudson. Dos días después parece ser que eran lagartos o serpientes y que los niños se habían emocionado demasiado. El caimán muerto era uno que tenía un vecino y que llevaba seis meses muerto, pero lo de CSI no estaba muy avanzado y los poli neoyorquinos no se dieron cuenta de que estaba amojamado…
http://www.snopes.com/critters/lurkers/gator.asp
https://es.wikipedia.org/wiki/Cocodrilos_en_alcantarillas
http://www.weirdus.com/states/new_york/bizarre_beasts/alligators_in_the_sewers/index.php
El texto en cursiva está tomado de Wikipedia y ligeramente corregido.