La consistente crónica del corrosivo refresco carbonatado
Hay algunos temas que son un auténtico imán para las leyendas urbanas. El hecho de que una empresa o una marca sea extremadamente popular suele traer aparejadas multitud de historias al respecto. Algunas son buenas, otras malas y muchas falsas. Hoy hablaremos de la consistente crónica del corrosivo refresco carbonatado.
Como decíamos antes, hoy -San Fibicio de Tréveris y San Guetnocio de Bretaña- toca comentar la consistente crónica del corrosivo refresco carbonatado. Hablamos, claro, de leyendas sobre la Coca-Cola. El número de bulos, inexactitudes, mentiras, engaños, tonterías, burradas y rumores que se han contado sobre esta bebida es muy, muy elevado. Pero es lógico: una bebida con presencia en todo el mundo y una inversión publicitaria tan descomunal atrae las conversaciones.
1. Para soltar una tuerca apretada. Aplicar un trapo empapado en Coca-Cola en la tuerca durante unos minutos.
2. Es sencillo desembozar un retrete. Deja lo que haya bloqueado allí, echa una lata de Coca-Cola en la taza y simplemente tira de la cadena.
3. El ácido cítrico de la Coca-Cola quita manchas de la porcelana.
4. Para quitar manchas de pegatinas en parachoques cromados. Frota la pegatina con un papel de plata arrugado con Coca-Cola y frota enérgicamente.
5. Para quitarle la corrosión a los bornes de la batería.
6. Puedes poner un filete en un recipiente con Coca-Cola y desaparecerá en dos días.
7. Deja un penique en un vaso con Coca-Cola y desaparecerá en dos días.
La cosa es sencilla: todo esto está basado en los letales ácidos que contiene esta bebida. En concreto, son dos, estrictamente peligrosos y mortales: el primero es el ácido cítrico, un extraño elemento que se encuentra también en unas exóticas frutas denominadas naranjas y en otras, aún más dañinas, llamadas limones. En la naturaleza este veneno se encuentra en mayores proporciones, así que en una gota de zumo de naranja hay mucha más concentración de ácido cítrico que en una de Coca-Cola y nadie anda escandalizado de sus efectos letales.
El otro ácido mortal es ácido fosfórico, que este SÍ se usa, en concentraciones mucho mayores, para quitar herrumbre, y de ahí puede que vengan todas estas cuestiones de que quita el óxido. Evidentemente esto puede provocar que alguien se escandalice, pero no se nos debería olvidar que nosotros mismos generamos una cantidad razonable de ácido clorhídrico -un ácido corrosivo- en nuestros jugos gástricos. En torno a un 3%. Pero claro, si lo que quieres es escandalizar, hay detalles que mejor no cuentas.
En cuanto a emplearla para la limpieza, esto es una de las idioteces más importantes: la cantidad de azúcar que lleva una lata de Coca-Cola (y esto sí es cierto) es de unos 38 gramos. Si nos ponemos a limpiar con agua con azúcar el resultado que conseguiremos es dejarlo todo básicamente pegajoso.
A mí me resulta particularmente interesante otra de las leyendas que reza que si tomas Coca-Cola con aspirina consigues efectos similares a algunas drogas. Que no le quepa duda a nadie de que esto es falso como un euro con la cara de Popeye. Y esto lo puedo refutar no solo por el hecho de que haya autoridades que se ocupen de estas cosas, sino porque yo mismo no conocí este bulo hasta hace relativamente poco y recuerdo haber ingerido aspirinas con Coca-Cola en más de una ocasión, sin experimentar más resultado que la desaparición de mi dolor de cabeza.
Hay algunas historias que no son leyendas urbanas, sino que son ciertas: la bebida original sí llevaba cocaína (de hecho, era una copia de un Vin Mariani, inventado por un químico francés, que era un burdeos con coca, muy popular a finales del XIX) pero la fórmula fue cambiando y hoy en día, ni rastro de la cocaína. Otra de ellas, y es que tiene una reacción espectacular con los mentos, es cierta. Pero no las historias que afirman que ha habido muertos por tomar Coca-Cola y Mentos, porque la cantidad necesaria para que se provoquen efectos notables es más importante. En cualquier caso, con cualquier bebida carbonatada sucede lo mismo.
Sergi Albir
Esta historia la contamos el 5 de noviembre de 2015 en La Noche es para Mí, con Miguel Coll, en M80 Radio.
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