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Un poco de música
De vez en cuando hay que hacer fotos en conciertos. En general resulta más complicado que en otras circunstancias para un fotógrafo no profesional: la luz cambia constantemente, la gente se mueve y puede parecer que la cámara se ha vuelto loca.
A pesar de lo que parezca, una cámara que permita poner todos los ajustes en manual puede ofrecer resultados espectaculares. Eso sí, lo más probable es que te equivoques muchas veces antes de sacar una foto decente, pero es parte del encanto: luces de colores, humo, guitarras…
Con todo, en la mayoría de las ocasiones un fotógrafo amateur no sacará mucho partido de la situación. La calidad del equipo con el que contemos es solo relativamente importante: solo será relevante si sabemos manejarlo. En cualquier caso, para mí es crucial realizar un número elevado de fotografías, porque muchos de los experimentos, con las luces permanentemente cambiantes, acabarán fallando. Pero uno suele encontrar momentos fantásticos entre todo el material.